¿Tiene Europa lumbalgia? Pues no
lo sé, pero yo sí. Una lumbalgia de cojones. En la que después de varios años
de padecerla poco me queda por hacer: Perder peso, con unos ocho quilos me
daría por satisfecho, y empezar a ponerme siempre unas plantillas que me
recetaron, pues tengo una pierna más corta que la otra, la derecha para más
información, al revés que Europa que es la pierna que tiene más larga.
Después será lo que el destino
quiera porque ya no me queda margen de maniobra.
No me negaran que si allí dónde
he puesto lumbalgia ponen ustedes crisis y me sustituyen a mí, contribuyente
insignificante, por Europa, el asunto comienza a tener sus semejanzas.
Esta semana Mario Draghi ha
hecho lo poco que le quedaba por hacer. Regalar dinero. O sea lo que no hubiera
querido hacer nunca bajo ningún concepto. Ha puesto el precio del dinero al
0,05 % de interés. Una rendición en toda regla y una confesión de cabo a rabo: Les
regalo el dinero pero por favor préstenlo, lo pido por favor, que este desastre
al que nos encaminamos se enmiende. No ha dicho, pero como si lo hubiera
gritado. Mucha gente lo ha oído.
Y enseguida los analistas, esos
mercenarios del bisturí económico, se han lanzado sobre la medida. Que si van a
salir beneficiados los que tienen hipotecas, que si se van a activar los
prestamos y por lo tanto a crear empleo y riqueza…..por favor…..que eso es como
si lloviendo pensáramos que los que salen a la calle a recoger agua con un
caldero fueran los beneficiados de tal descarga pluvial. Y no los que tienen
grandes embalses para guardarla.
¿Quiénes son los más
beneficiados en una descarga de billetes? Fácil. Los que tienen las mochilas
más grandes para recogerlos. Exacto. Lo que se ha dado en llamar el Capital.
Que recibirá dinero regalado de Europa para invertirlo con el interés
correspondiente y preferiblemente en Europa. Eso es lo que suplica el Sr.
Draghi. Que sea en Europa.
Pero, ¿cómo es el Capital?
Implacable. ¿Por lo tanto? Recogerá el dinero regalado y hará el paripé un poco
pero como su ADN es el que es, terminará llamándose tonto si el dinero que le
llega, llegue como llegue, no lo invierte donde más rentabilidad consiga. Que
no es precisamente en Europa. ¿Por qué? Pues porque en Europa todavía los trabajadores
no son lo suficientemente productivos que dicen ellos y porque no es tan fácil
hacer chanchullos como en casi todo el resto del planeta.
O sea recibirán dinero regalado
nuestro y lo invertirán donde le salga de los análisis financieros. Al margen
de los derechos laborales, las sociedades del bienestar, bestia parda del
Capital, el respeto por las libertades y la menor huella de una sociedad
solidaria y justa. Resumiendo, no en Europa.
Yo no sé si perdiendo peso y poniéndome
las plantillas conseguiré paliar mi lumbalgia pero puedo asegurar que con esta
medida Europa se está quedando sin munición y la guerra no ha hecho más que
empezar.
Una guerra global regida por lo
que se ha dado en llamar la ley de los mercados. Que no es ni más ni menos que
el escenario que desde que nació la era industrial el Capital ha buscado. Y que
ahora, tras varios lustros de zancadillas por parte de algunas ideologías
buenistas pero sin enjundia para convencer al ser humano de que es mejor ganar
menos pero que ganemos todos que ganar mucho unos pocos y nada el resto, se
despliega en toda su majestuosidad. No por otra cosa se perseguía la
globalización. ¿Nos enteramos ahora?
Desde que Mario Draghi anunció
la medida ya hay cientos de cerebros espabilados mirando cuánto dinero regalado
se le puede escamotear a Europa y dónde colocarlo.
Sólo espero que mi lumbalgia no sea
tan artera y no ande elucubrando como burlar mis medidas para seguirme
limitandome en la vida.
Vale.
Posdata: Mario Draghi, además de
regalar el dinero ha admitido que también comprará mierda económica de los países
más indigestados. Mayor desesperación, imposible.