viernes, 5 de septiembre de 2014

La lumbalgia de Europa



¿Tiene Europa lumbalgia? Pues no lo sé, pero yo sí. Una lumbalgia de cojones. En la que después de varios años de padecerla poco me queda por hacer: Perder peso, con unos ocho quilos me daría por satisfecho, y empezar a ponerme siempre unas plantillas que me recetaron, pues tengo una pierna más corta que la otra, la derecha para más información, al revés que Europa que es la pierna que tiene más larga.
Después será lo que el destino quiera porque ya no me queda margen de maniobra.
No me negaran que si allí dónde he puesto lumbalgia ponen ustedes crisis y me sustituyen a mí, contribuyente insignificante, por Europa, el asunto comienza a tener sus semejanzas.
Esta semana Mario Draghi ha hecho lo poco que le quedaba por hacer. Regalar dinero. O sea lo que no hubiera querido hacer nunca bajo ningún concepto. Ha puesto el precio del dinero al 0,05 % de interés. Una rendición en toda regla y una confesión de cabo a rabo: Les regalo el dinero pero por favor préstenlo, lo pido por favor, que este desastre al que nos encaminamos se enmiende. No ha dicho, pero como si lo hubiera gritado. Mucha gente lo ha oído.
Y enseguida los analistas, esos mercenarios del bisturí económico, se han lanzado sobre la medida. Que si van a salir beneficiados los que tienen hipotecas, que si se van a activar los prestamos y por lo tanto a crear empleo y riqueza…..por favor…..que eso es como si lloviendo pensáramos que los que salen a la calle a recoger agua con un caldero fueran los beneficiados de tal descarga pluvial. Y no los que tienen grandes embalses para guardarla.
¿Quiénes son los más beneficiados en una descarga de billetes? Fácil. Los que tienen las mochilas más grandes para recogerlos. Exacto. Lo que se ha dado en llamar el Capital. Que recibirá dinero regalado de Europa para invertirlo con el interés correspondiente y preferiblemente en Europa. Eso es lo que suplica el Sr. Draghi. Que sea en Europa.
Pero, ¿cómo es el Capital? Implacable. ¿Por lo tanto? Recogerá el dinero regalado y hará el paripé un poco pero como su ADN es el que es, terminará llamándose tonto si el dinero que le llega, llegue como llegue, no lo invierte donde más rentabilidad consiga. Que no es precisamente en Europa. ¿Por qué? Pues porque en Europa todavía los trabajadores no son lo suficientemente productivos que dicen ellos y porque no es tan fácil hacer chanchullos como en casi todo el resto del planeta.
O sea recibirán dinero regalado nuestro y lo invertirán donde le salga de los análisis financieros. Al margen de los derechos laborales, las sociedades del bienestar, bestia parda del Capital, el respeto por las libertades y la menor huella de una sociedad solidaria y justa. Resumiendo, no en Europa.
Yo no sé si perdiendo peso y poniéndome las plantillas conseguiré paliar mi lumbalgia pero puedo asegurar que con esta medida Europa se está quedando sin munición y la guerra no ha hecho más que empezar.
Una guerra global regida por lo que se ha dado en llamar la ley de los mercados. Que no es ni más ni menos que el escenario que desde que nació la era industrial el Capital ha buscado. Y que ahora, tras varios lustros de zancadillas por parte de algunas ideologías buenistas pero sin enjundia para convencer al ser humano de que es mejor ganar menos pero que ganemos todos que ganar mucho unos pocos y nada el resto, se despliega en toda su majestuosidad. No por otra cosa se perseguía la globalización. ¿Nos enteramos ahora?
Desde que Mario Draghi anunció la medida ya hay cientos de cerebros espabilados mirando cuánto dinero regalado se le puede escamotear a Europa y dónde colocarlo.
Sólo espero que mi lumbalgia no sea tan artera y no ande elucubrando como burlar mis medidas para seguirme limitandome en la vida.
Vale.
Posdata: Mario Draghi, además de regalar el dinero ha admitido que también comprará mierda económica de los países más indigestados. Mayor desesperación, imposible.