(A propósito del libro de José María Lassalle, “Contra
el populismo: Cartografía de un totalitarismo postmoderno”)
Es curioso que en el campo político a comunismo se contraponga
liberalismo y en el campo económico sea capitalismo la palabra que se bata con comunismo.
Esto da una idea de la trabazón que existe entre liberalismo
y capitalismo.
Y José María Lasalle podría ser perfectamente el
representante de esa doble actitud, por lo tanto aptitud, no todo el mundo
puede con las dobleces, que para unas cosas, las más vistosas, es liberal, y
para otras, las más sucias e inconfesables, es capitalismo y mercado.
José María Lasalle se autoproclama por encima de todo
liberal, pero es un político del PP y ha servido, porque entrar en contacto con
José María Aznar significa ponerse a servirlo, mostrarle sumisión, un defecto
de los mediocres, en la fundación FAES. Una fundación nacida de la necesidad
enfermiza de Aznar por la figuración y que ha lanzado proclamas y estudios que
como fuegos fatuos han desparecido más de prisa de lo que tardaron en
confeccionarse, que ya es prisa.
Que un hombre se declare liberal y milite en el PP ya es
cuento que aburre. Pero en el caso de Lassalle llama la atención su ímpetu, su
necesidad de que quede claro que es liberal. Aquí aparece aquel refrán: “Dime
de lo que presumes y te diré de lo que careces”
Para mí José María Lassalle no es más que otro político del
PP, que en pago a sus buenos servicios está esperando un mejor pago. Quizás un
ministerio o algo de ese nivel.
Y en este, su último libro, que se llama “Contra el
populismo: Cartografía de un totalitarismo postmoderno”, ya en el título se le
ven las ganas de hacer algo grande, definitivo y que le lleve a las nubes,
tiene la desfachatez de atravesar la portada del libro con un brochazo de color
morado que va de abajo arriba, de izquierda a derecha. El color morado de
Podemos. Toda una simbología y una estrategia ruin y propia de azuzaperros.
No he leído el libro porque sobre liberalismo no hace falta
saber más de lo que se ve que pasa allá donde se hace alarde de él. Lo mismo le
pasa al comunismo. Para qué leer a Marx, si ya vemos lo que han hecho sus
seguidores.
Todas las ideologías son buenas hasta que el hombre las hace
suyas e intenta escudarse tras ellas para llevar a cabo sus iniquidades y
tropelías. No hay mayor fuerza que la ideología. Eso lo saben desde hace tiempo
los creadores de las religiones. Lo sabe la religión cristiana y ahora, por
desgracia, nos está dando muestras constantes de ello, la musulmana.
Decía que no había leído el libro pero sí la reseña que hace
en “Letras Libres”, Ramón González Férriz.
En esa reseña se afirma que en el libro, Lassalle dice: “El
populismo apela al pueblo no como sujeto, sino como víctima”.
Esta es una frase que tiene mucha miga. Es una frase de esas
que uno lanza para lucirse pero que luego te saltan a la cara y te dejan hecho
un lamparón.
Según la RAE, una de las acepciones de “apelar” es: Recurrir
a una persona o a una cosa para resolver un asunto.
Debería haber medido la frase Lassalle, porque populistas
son en las elecciones todos los partidos que se empeñan en señalar a los
votantes como ciudadanos necesitados de que gane su partido, para así hacer que
su vida mejore. El político, en campaña, siempre es populista, porque dice:
“Eres una víctima que está parada, que no tiene una casa, que no puede
alimentar a sus hijos, vótame. Yo haré que tu vida mejore”
¿A qué político no se le ah oído eso?
¿Qué partido mira al ciudadano de otra forma que no sea como
víctima de la sociedad, cuando no de los otros partidos, al que él sacara de su
desgracia?
Esto lo hace muy bien el PP, que mete miedo en cada campaña,
sometiendo al ciudadano a una victimización propia de un padre asfixiante ante
un hijo indefenso.
Teniendo en cuenta que el PP ha gobernado en muchos periodos
de nuestra democracia y teniendo en cuenta en cómo está la sociedad ahora, ¿De
qué otra forma que no sea como una “victima incauta” ve el PP al pueblo?
Y por otro lado, si algunos partidos se dirigen al pueblo
como víctimas, ¿No es porque realmente lo son?, ¿Y no lo son porque el PP las
ha puesto ahí, en esa posición, con los recortes para frenar la crisis, o al
menos ha colaborado bastante?
¿Qué hace José María Lassalle en el PP, entonces?
Pues lo que se ve. Servir y confundir. Sembrar la discordia
y con su verborreico razonar servir de coartada.
No se puede ser tan tonto como para no ver que el PP siempre
ve al pueblo como víctima y no como sujeto, y no sólo en las elecciones,
también después en el ejercicio de su política.
Pero sí tan manipulador y ventajista.