Anoche me acosté mal, a pesar de haber cenado verduras
estaba venga a dar vueltas en la cama. Conté corruptos, nada; conté comunidades
autónomas, históricas y fortuitas, con imputados en sus filas, acabé enseguida
porque son pocas, nada; me pasé a los ayuntamientos corruptos, ahí me entretuve
un buen rato, nada; me puse a pensar en la casa real, acabé enseguida, sólo hay
una, menos mal; me puse a pensar en Madrid, a ver si iba a ser por haber visto El
Intermedio, pues viéndolo me di cuenta de que podía ser perfectamente alcalde
de Madrid……y jefe de la oposición también. Aunque luego lo pensé y hube de
admitir que alcalde no podría. Porque para ser alcalde de Madrid hay que
cumplir dos requisitos: Tener poca vergüenza y ser esposa de José María Aznar.
Lo primero podría llegar a cumplirlo: Con ponerme a gastar
vergüenza a troche y moche, asunto concluido. Hasta que me quedara poca. Lo de
ser esposa de José María Aznar lo veo más difícil. No me veo haciendo la
cuchara con él y además como debe estar contra los matrimonios entre hombres,
pues tampoco. O sea, que ser alcalde de Madrid no es tan fácil como lo hace ver
Ana Botella.
Ahora en broma, lo más triste del espectáculo zafio y
grosero que ayer dio Doña Ana no es el hecho en sí sino el que haya podido
llegar a ser alcaldesa. El que el ministro meapilas por antonomasia dijera que
sí a ponerla de concejala, el que toda la estructura de uno de los partidos
encargados de gobernar este país hiciera la visita gorda a los tejemanejes de
José María Aznar para colocar a su mujer en la carrera política, sacarla de las
inauguraciones de antologías de cuentos de siempre y meterla a gestionar el
Ayuntamiento de Madrid, un presupuesto, que sólo de pensar en qué manos está,
da espanto……..es decir el enchufismo de siempre. Nada tampoco.
Total que terminé por pensar en Franco y ¡zas!, oí unas
risillas, como de ratoncillo puñetero. Se ve que al pensar en él me conecté
virtualmente con El Valle de los Caídos.
Ahí estaba tumbado, más poca cosa que nunca, casi en los
huesos, descojonándose. Eso me cabreo. Fatal, para dormir.
-¿De qué te ríes, muerto?- le pregunté.
No me contestó. Siguió riéndose. Corte la conexión. ¿De qué
se reiría Franco? No caía. Me puse a pensar. A ver si tiene razón Pio Moa y con
Franco se estaba mejor. Pensé un rato en
el asunto. Hombre, UGT por ejemplo estaba mejor. Porque es mejor no estar que
estar como está ahora, equiparándose a los partidos y subiendo……y Cándido sin dimitir, sólo lo ha hecho el responsable
de Andalucía, algo es algo.
Hombre, los jóvenes también estaban mejor, porque los que estaban
bien entonces siguen estando bien ahora y los que estaban mal entonces están peor
ahora, pues antes iban a vendimiar y sabían poco más, ahora van a vendimiar y
saben física cuántica, derecho, ciencias políticas, arquitectura etc., etc., y
claro, entre más se sabe más se sufre.
Los políticos de entonces que estaban cojonudamente, ahora
están más cojonudamente, pues mienten y se corrompen igual pero con democracia,
que debe ser la leche, algo así como ser Berlusconi sin llegar a la
extenuación. Eso los políticos de antes que los nuevos ni comparación. Mira
Felipe González, de entrada no pero de salida tampoco, pasando frio en Suresnes,
y ahora consejero de una multinacional. Antes ilusionado y lleno de principios,
feliz y satisfecho, y ahora, ahora…….ahí me dormí y al despertar no he podido
coger el hilo. Lo de Felipe González me ha dejado confundido.
¿De qué se reiría Franco?
¿Y el pueblo, qué piensa?
Me ha gustado mucho!
ResponderEliminarHola.
ResponderEliminarAprovecha ahora a tener estos pensamientos para dormir que con la nueva “ley Fernández” estará penado con multa.
Todo quedo atado y bien atado.
En primer lugar felicitarte por esta idea, seguro que nos lo pasamos muy bien leyendo tus reflexiones, ingeniosas, irónicas y satíricas. En segundo lugar agradecerte que me cuentes entre tus allegados y me hayas invitado a seguirte en este blog. Después de echarme unas carcajadas mentales por la forma que tienes de relatar, que no por lo que cuentas, puesto que son temas muy serios y tendríamos que echarnos a llorar, me has dado qué pensar…
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