Como lo oyen. ¡Y un huevazo bien
grande!
Ahora lo explico.
Ha venido mi abuelo,
-¿Qué te pasa niño, te veo
preocupado?
-Es que desde hace un tiempo no
vivo, y tan alta explicación espero que muero porque no me entero.
Me mira circunspecto,
-Ya te dije que no leyeras a
Santa Teresa, así, sin una preparación previa.
-No, abuelo, si no es eso. Es
que no consigo explicarme como los medios de comunicación privados de este país
se han organizado. Medios, aparentemente de tendencia política diferente, están
en las mismas manos, tienen el mismo dueño. No me cabe.
-Niño, eso no es extraño. Hay gente
que es dueña de tantas cosas, que pierde el oremus y ni sabe lo que tiene. Ser
dueño de cosas siempre está de moda.
Qué desaliento sentí por dentro.
-Sí, abuelo, pero es que ser
dueño de estos medios es como ser abogado del criminal y juez a la vez- veo que
no me entiende- como estar al plato y a las tajadas- nada, que no- como el doctor Jekyll y mister Hyde- ahora veo luz en sus ojos. Es hablarle de literatura y parece que le
dan cuerda.
-¡Ah!- exclama.
Veo que tiene cuerda pero no ve la
dirección.
-Mira abuelo, un ejemplo, un
canal de televisión y un diario de información
son del mismo dueño. Con la televisión parece que hace periodismo de denuncia e
información honesta y con el periódico le lame el culo al poder. Y no acabo de verlo.
Estoy que no pego ojo por culpa de ese
misterio- le digo con cara de suplicante.
-Ya, déjame que indague y ya te
digo algo. Pero tendrás que darme nombres- me dice.
Se los digo al oído. No por
nada, que luego llegan las demandas y al precio que está la justicia, ni cien gramos
puedo comprar. Toma nota. Le veo alejarse pasillo adelante pantufleando.
-Y mientras que hago yo- le
pregunto.
-Lo que quieras, menos tocarte-
me contesta.
Total, que a tocarme.
Tic, tac, tic, tac, tiqui, taca,
tiqui, taca, ni a octavos hemos pasado, la monda. A ver si barro que está la
sala que parece un vertedero. ¿Qué hará el ex-rey ahora mismo? Anda que 44
alcaldes cobrando dietas indebidamente y además pertenecientes a la Confederación
de Municipios, tic, tac, tiqui, taca, ¡vaya pelotilla!, pues yo por 720.000
euros no es que muerda a un defensa, me como el larguero, con red y todo.
-Ya estoy aquí, niño. Misterio
aclarado. Te faltan años para verlo todo más claro.
-Habló quien pudo, si sólo ves
en blanco y negro- le espeto.
-Blanco y negro, pero nítido. Sin
tanto color, que sólo sirve para camuflar la mierda.
Ahí me tengo que callar.
Se pone delante de mí, sin
soltar el paseador.
-Escucha, niño, a la conclusión que
he llegado. Imagínate que te tengo a mi merced pero necesito que no lo parezca
si no todo lo contrario. Y tampoco quiero decírtelo directamente, sólo que entiendas
la situación. ¿Me sigues?
-¡Abuelo!- me rio sardónicamente
y le señalo el paseador. Boinazo al canto.
-Bien, pues en esa situación,
imagínate que haces una ley que me perjudica, pues yo voy y te meto una patada
en los cojones- hace una pausa y me mira- Con el canal de televisión. Pero por
otro lado, haces una ley que favorece a mis intereses, te hago una caricia-hace
otra pausa y me mira- con el periódico. Es muy simple el mensaje: Tengo en mi
poder dos posibilidades, o te ensalzo, si te portas, o te hundo, si te vuelves
molesto. Y para que las armas no se oxiden, las mantengo al ralentí, querido
Mariano.
-¿Por qué has dicho Mariano?- le
pregunto sorprendido.
-No sé, por poner un nombre.
-Abuelo, pues algunos a eso le
llaman pluralidad informativa- le digo.
Me mira con cara de perdonarme
la vida.
-¡Ay, cuánto tienes que
aprender!
Se va con su paseador y
pedorreándose.
-¡Abuelo!
Se vuelve,
-¿Sabes cómo llamaba a esto Guy
de Maupassant?
-No.
-Lo llamaba toser por la otra
garganta. Un cachondo el Maupassant este.
Así de expeditivo es mi abuelo,
nunca mejor dicho.
En total, que me he quedado
pensando y éstas son mis conclusiones,otros tienen los datos.
Sí, hay otros tres poderes. Y
por eso al periodismo se le llama el cuarto poder. Pero, ahora mismo, en España,
¿Es así? Veamos como los otros tres poderes se ejercitan.
El Poder Legislativo que ejerce
en modo apisonadora el PP, ¿obedece a los intereses del pueblo o a otro poder
más alto? Esto es fácil de ver. Sólo hay que mirar a quién beneficia. ¿Están
mirando? Pues eso.
El Poder Ejecutivo. O sea el
gobierno. O sea los ministros. O sea esos dos ministros, ministro y ministra,
que agradecen a la Virgen su ayuda y se encomiendan a Dios cada día, al
levantarse. O sea ese ministro que en bien de las mujeres les dice cómo tienen
que abortar y que ha puesto precio al hecho de denunciar a alguien ante la
justicia. O ese ministro que legisla en materia de educación con todo el estamento
educativo y cultural en contra. O ese ministro de economía que perdona a los defraudadores
y persigue a los pequeños ahorradores. Por no hablar del Primer Ministro, huidizo,
resbaladizo, indeciso……está lloviendo y la segunda tal, son muestras de su
poder.
El Poder Judicial. O sea el juez
Castro, el juez Ruz y la jueza Alaya, que no consiguen cerrar la instrucción de
sus casos ni lo conseguirán de aquí a mil años. Los estamentos judiciales que
deberían estar apoyándoles mantienen una imparcialidad rayana en el “me importa
tres cojones”, tú verás lo que haces, que yo estoy aquí muy a gustito en el
Tribunal X. Hablar de la Fiscalía del Estado es tontería.
Y estos son los tres poderes que
se enfrentan al cuarto poder. Ya me dirán.
Que es dar la orden de “a toda máquina”
al canal de televisión y los tres poderes cambian de un día para otro. Mientras
y para que se vea la buena voluntad, ahí está el diario, que si hay que
vitorear se vitorea. Y así está el asunto: Que amenaza tormenta, programa de
investigación por la televisión y trapos sucios hunden al Gobierno. Que las
aguas van por su cauce, la lengua suave y húmeda del periódico. Tampoco es gratuito
que sea el canal de televisión el encargado de las labores de castigo: Su
alcance y repercusión es mucho más grande que el de un diario.
Misterio desentrañado. ¿Cuarto
poder?, un huevo. Es el primer poder, sin duda alguna.
Sólo por una cosa lamento haber
llegado a esta conclusión: Por los excelentes profesionales que en el canal de
televisión se esfuerzan por hacer su trabajo con honestidad y decencia y que al
fin y al cabo son herramientas, instrumentos al servicio de alguien que de
verdad maneja nuestra barca y a la deriva nos lleva.
Si me llaman de algún programa
de misterio para explicarlo, no iré, porque con cuatro o cinco minutos que me
darán no me va a dar tiempo. Aunque si insisten muchas veces, a la sexta iré,
porque razón no me falta. Vamos, creo. Con toda humildad y sin faltar el
respeto.
Quedo descansado. Vale.
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