Cómo son las palabras. En España erección y elección, diccionarialmente hablando, están próximas, y en la vida peatonal también, desgraciadamente. Parece que supieran donde íbamos a terminar.
Estamos camino del 25M, día de
votación para formar el parlamento europeo, y hasta ese día la mayoría de los
polític@s se van a mostrar firmes, dur@s,
sincer@s y ofreciendo de todo: Que yo te meto a ti lo que haga falta, que te
doy una jubilación pa siempre, que si eres importantisim@, que te pongo un piso
social y te mantengo, que te saluda cuando antes no te hacía ni puto caso y si
podía te engañaba…..en fin una campaña de conquista en toda regla. Y tú vas y dejas
que te metan la papeleta en la urna. Una cosa rápida…..la muerte dulce le dicen,
¡Ah, no, que me lío!, el ejercicio del voto. Y ahí se acabó todo. No sé qué
pasa en esa urna que todo lo que se mete germina menos que un árbol de castañas
pilongas dejando caer sus frutos en el duro útero del asfalto urbano.
Al día siguiente: Si te he visto no
me acuerdo: Al Parlamento en masa más cerca de unos quilómetros ni acercarse,
no se puede hablar contigo si gritas e insultas, pa eso están los tribunales y así.
Estos conquistadores del privilegio y el señorío político te han olvidado.
Jodid@ y burlad@.
Y lo peor. No habrá otras
erecciones europeas hasta dentro de cinco años.
Como para andar necesitado de cariño de parlamentario europeo.
Bueno consolémonos, que pronto tendremos
las erecciones municipales, que es como hacerlo con el de toda la vida, aquel
con el/la que ibas al parvulario, o las autonómicas que es como que te burle el
señorito de la capital o las generales que es como si en una fiesta te embelesa
el/ la más rumbos@ que luego resulta que es el/la más mentiros@.
Resumiendo, cada año o año y medio una
erección que promete mucho y luego nada. Que los políticos no se casan niñ@,
que te decía tu abuela. Y nosotr@s sin enterarnos.
¿Y mientras? Pues la pura
masturbación del cabreo, la manifestación, la indignación y unas cuantas proclamas
que te dejan insatisfech@ y pensando que no, que no era eso lo que te contaban.
Casi se me saltan las lágrimas. Si
dicen que nos quieren que vengan a vernos de vez en cuando, a ver como andamos,
a ver si nos han urbanizado mal un boulevard, a ver si nos están jodiendo con la
sanidad, a ver cómo va lo de las becas y cosas así, del día a día. Que nos
lleven al cine. O al teatro. Pues no. Les vemos por televisión y nos decimos a
nosotros mismos,
- Mira, ése es tu diputado.
-¿Y cuando vendrá a casa?
-No puede tiene mucho trabajo. Ya lo
veras en las próximas erecciones.
Una pena. Pudiendo ser una familia
tan bien avenida. Con el sueldo y las dietas que ganan, lo bien que podíamos
tener la casa y no andar con esta desconfianzas.
Claro que también empieza a pasar
que la paciencia se agota y el mal tono y los gestos agrios salen a la luz.
Huevazos, insultos, zarandeos, puñetazos. La típica reacción de l@s ciudadan@s
maltratador@s, que dicen ellos.
En total, que el 25 M nos pondremos
guap@s como en cada erección, iremos ilusionad@s, esta vez sí, y dejaremos que
una vez más nos la metan previa identificación y al día siguiente despertaremos
y los muy malandrines ya estarán camino de Bruselas.
Es la historia del ciudadan@ de España:
En casa y con la pata quebrá.
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