Creo que, aprobadas las líneas éticas,
políticas y organizativas del proyecto PODEMOS, es un buen momento para echar
la vista atrás y ver cómo hemos cambiado. No mucho, pero sí sustancialmente.
Ahora mismo nos parecemos un poco más a aquellos partidos que criticamos y un
poco menos a aquello que éramos. No es malo, o no lo es por ahora.
Era de cajón que si queríamos bajar
a la arena tendríamos que ponernos la cota, o simplemente no podríamos luchar.
Ese mar ansioso y embravecido
que Pablo Iglesias y amigos despertaron con su idea de “empoderar” al ciudadano
se compuso de gotas de energía dispuestas a luchar por tener un país en el que
poder creer y en el que poder vivir a gusto. Estos meses, desde Abril, han sido
meses de impaciencia, de deseos contenidos y de una incipiente frustración por
querer ir hacia algún lugar pero no saber cual ni cómo ir.
He asistido a reuniones de mi
círculo una y otra vez y he respirado las ganas de empezar a trabajar. Asistí a
una esperpéntica reunión de Círculos de Catalunya en Vilassar de Mar con el
mismo resultado. Soy paciente y sé que crear un partido es algo lento y
laborioso. Y más en estos momentos que atravesamos de opciones múltiples y trampas
intangibles pero mortales.
El liderazgo del equipo de Pablo
Iglesias es incuestionable. Sus tres documentos han arrasado en las votaciones.
Eso me preocupa. No es que no me parezcan bien pero tanta unanimidad me
mosquea. Indica la aparición de un liderazgo que echará por tierra, o
dificultará, en su momento la sustitución de estos que ahora se disponen a
dirigir el proyecto. Cosa que aún se respira y se quiere para nuestro recién creado
partido: La no eternización de las personas al frente de los cargos. El cambio
saludable de los individuos en las labores
de dirección. A menos que renunciemos a ello. Y será otro paso más hacia
la forma de funcionar de los partidos al huso. Una forma nefasta, como
comprobamos a diario en los medios de comunicación.
Y eso es lo que más me preocupa:
Que las bases no sean constantes en sus exigencias y que los que dirigen el
proyecto se pierdan ensimismados en su tarea.
Para que eso no suceda tienen
que estar los círculos alerta y abandonar la filosofía del liderazgo. Pero
sobre todo y ahí estará el quid de la cuestión, los que se disponen a dirigir
el proyecto han de ser valientes y honestos. Porque nos empoderemos más o
menos, el timón lo tienen ellos.
Claramente Pablo iglesias y su
equipo han maniobrado, en el buen sentido de la palabra, para tener en sus
manos todos los recursos posibles para llevar a cabo el camino en que muchos
nos hemos embarcado. En sus declaraciones hay un cierto tufo, y que no se tome
como reproche categórico, si no como crítica amable, de, o se hace así o me
voy. Ése, ahora que ya tiene los votos para su proyecto, no debe continuar
siendo el tono. Que no se olvide que el fin era empoderar a los ciudadanos. Lo
que lleva consigo una labor para la que se necesita una capacidad didáctica de la
que presupongo a todo el equipo, por su trabajo, bien provistos.
La cosa no es muy complicada. Y
si miramos al pasado lo vemos con claridad.
Los partidos al huso se han
perdido por su mala praxis. Una praxis muy sencilla y simple. Un partido se
crea para servir al pueblo. El partido viene después y a continuación las
personas que dirigen el partido. Han hecho todo lo contrario: Primero el
dirigente del partido, después el partido y por último el pueblo. Por ese lado
Podemos no debería tener ninguna vacilación.
Luego viene lo más arduo. Si el
orden de prioridades es cuestión de un principio férreo e inamovible, lo más
arduo tiene que ver con la pereza de la masa y el apoltronamiento que nace de
la pasividad.
El día que en Podemos empecemos
a hablar de “base del partido” estaremos jodidos. Cuando dejemos de mencionar a
los círculos y nos llenemos la boca con la palabra base casi estaremos en el
camino trasegado y obsoleto de los partidos tradicionales.
La palabra base lo dice todo.
Algo sobre lo que pisar y dar el salto. Solido pero pasivo. Muerto. Amuermado.
Y para que los círculos no se
conviertan en base hay que darles autonomía y capacidad de discusión y toma de
decisiones. Que la sangre de lo que haga el partido corra por sus gentes. Y
ésta es una labor a exigir por todos los miembros del partido y que los dirigentes
del mismo deben conceder e impulsar.
Ahora mismo el equipo de Pablo
Iglesias no está solo, ¡como lo va a estar, si tiene el 80% de los votos!, pero
está menos acompañado. Y sobre todo se ha creado una dinámica que se debe
romper invitando a los que no coincidían con él a trabajar juntos. Eso es
indispensable.
El otro día se quejó, Pablo
Iglesias, en una entrevista de que en la Asamblea Ciudadana se aplaudía una
idea y la contraria. Cuando Felipe González dijo que de entrar en la OTAN, nada
de nada, el pueblo aplaudió. Cuando después dijo que de salir, tampoco, el
pueblo volvió a aplaudir. Después todo ha sido una infamia.
PODEMOS puede romper esa
maldición que pesa sobre nuestro país y conseguir que la Reforma, la
Ilustración y la Revolución pasen las tres a la vez por nuestra piel de toro y
nos dejen ya de una vez, que va siendo hora, situados en la modernidad. Donde
el ciudadano sea de una puta vez respetado y perdón por el exabrupto pero la
situación lo requiere.
PODEMOS puede hacer historia o
historieta. Para lo primero sólo se necesita valentía y honestidad. La
inteligencia se da por descontado. PODEMOS, seguro.
Los partidos políticos y toso ejercito que se precie ,cuando dejan de ser nones ..es necesario y inevitable la jerarquía , la disciplina y el orden PODEMOS no puede permanecer al margen de esto ..es vital para el movimiento y funcionamiento de ese nuevo partido !!! si será como todos !! ¿¿Que habremos ganado si todo sigue igual ??? ...!! que las gentes habremos aprendido a echar a la puta calle a tanto maleante como nos gobierna !!!......y eso amigo mío crea un precedente y dibuja el camino ha seguir
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