En una entrada del blog anterior
hablaba de cómo el cuarto poder se lo ha montado en plan “ahora te doy un
apretón de manos y ahora te doy un pescozón” y será una cosa o la contraria en
función de cómo beneficies o perjudiques mis intereses económicos de mi mismo
para conmigo mismo y mis descendientes en veinte o treinta generaciones vista
la cuantía de tamaños intereses.
No de otra forma se puede
contemplar este cuarto poder bifronte, por ejemplo en TV, que conforman Cuatro
y T5, o La Sexta y A3.
Ya hablé bastante de su doble
juego y no voy a insistir en su hábil posicionamiento. Si no que voy a
reflexionar en cómo han llegado a apuntarse a esa estrategia. Cuál es su
fuente, su inspiración.
Yo había dado por sentado que
ejecutivos astutos, mercenarios de lo útil y productivo, sobre todo cuando eso
útil y productivo llena tus arcas, habían ideado estos posicionamientos en
largas jornadas de análisis, hipótesis, síntesis, contra síntesis y
contrasentidos pero sin perder de vista la cuenta de resultados…que es al fin y
al cabo lo que le importa al que te va a uncir a su dorado yugo llamándote
campeón y dándote una tarjeta dorada sin fondo, que ahora parece, Bankia dixit,
son negras…..como el agua que circula por las cloacas. Que dicen los que las
han visto, las tarjetas, que no huelen pero que ratas hay.
Pero ayer estuve escuchando a
Sor Lucia en Zamora. Esa hermosa mujer, vestida de monja, de sonrisa amplia y
sincera, feliz, entregada a los más débiles, que no para mientes en decir
tacos, ser irreverente y criticar a los poderosos, culpabilizándolos de la
miseria que los más débiles están padeciendo en nuestro país.
Su discurso tuvo dos partes
claramente diferenciadas. En la primera estuvo en la línea de lo que en ella es
habitual en los medios de comunicación. Nada que decir. Es imposible no estar
de acuerdo con ella. Luego llegó la segunda parte, casi al final.
Nos largo un sermón, un
auténtico sermón de los de antes, hablando de Jesús y su entrega a los demás.
Sólo le faltaba a ella el púlpito y la sotana negra, y a mí quitarme cincuenta años
de encima y estaba en la iglesia de mi pueblo haciendo de monaguillo, atento a
la ceremonia para darle la vinajera a Don Felipe, que así se llamaba el cura.
Luego volver a casa y ver en la pantalla del televisor como Franco era paseado
bajo palio.
Y ahí caí del caballo como Saulo
y vi la luz. No, la sombra. La sombra que proyecta la bondad y bajo la cual se
refugian como cuatreros en huida, cuando hace falta, los malos, los poderosos
de todos los tiempos. Y entonces me di cuenta dónde habían encontrado su
inspiración los del cuarto poder. En La Iglesia, como no. ¿Qué organización ha
perdurado siglo tras siglo, entre revoluciones, guerras, genocidios, ha
mantenido sus posesiones, ha conservado su poder y ha hecho que sus jefes vivan
como Dios, nunca mejor dicho? La iglesia católica apostólica y romana. No me da
la gana ponerlo en mayúsculas. Una de las organizaciones criminales que más
daño ha hecho a la humanidad. Y no hablo sólo de cuando quemaba, por un quítame
allá esas pajas que arde mejor, a cualquiera que se saliese del guión por muy
disparatado que fuese. Ahí está Miguel Servet, que se le ocurrió describir la
corriente sanguínea en los pulmones, ¡Hostia, tú, que cosas!, si no cuando ha
apoyado a los más inmisericordes de los criminales que hemos tenido o cuando ha
contribuido a pedir resignación, son designios del Señor, ahora padeceréis pero
después cuando muráis será la repolla, el paraíso. Claro, los más pecadores no
se lo creían y venga a pecar, qué más da que te condenen por uno que por mil. Y
además se inventaron lo de la confesión y la limpieza de los pecados y fue el
acabose. Una idea mejor que la de la Coca-Cola.
No doy ejemplos de estas
complicidades. La historia está repleta.
Para resumirlo: Sor Lucia es la
Cuatro, o la Sexta, me da igual, de la Iglesia.
Sor Lucía pertenece a ese
ejercito de buenos seres humanos, de hermosos y compasivos seres humanos que no
sé por qué razón han creído que integrándose en esta organización mafiosa
podían llevar una vida más acorde con lo que su corazón les dicta. Ser más
completos. Encontrar su camino. No sé. Llevo lustros intentando desentrañar el
enigma.
Desde San Francisco de Asís,
pasando por Teresa de Calcuta, los sacerdotes que se baten el cobre en los
barrios marginales de las grandes ciudades de todo el mundo, la Teología de la
liberación hasta llegar a nuestros días en los que vemos a Sor Lucía
transmitiendo esperanza y ánimo, esta organización de hipócritas siempre ha
tenido a la bondad bajo yugo. A la sombra de la cual consigue pasar los
momentos de horas bajas.
Si se te ocurre denostar a
cardenales, obispos y arzobispos por su pasividad frente a los abusos, su inexistencia
en las calles frente a los débiles siempre hay alguien que te dice: Sí, pero
ahí está Sor Lucía ahora, y antes Vicente Ferrer y Teresa de Calcuta…y claro te
tienes que callar.
Anoche le pregunté a Sor Lucía si cardenales,
arzobispos y obispos eran Casta. No me contestó. Aunque sé muy bien cuál es su
pensamiento. Le pregunte si se sentía “coartada” de la Iglesia. Tampoco me
contestó. También me imagino su sentimiento. Se refugió como tantas veces ha
hecho la Iglesia en eso que llaman “ataques del anticlericalismo”
Las atrocidades que se
cometieron durante la guerra civil contra monjas y curas, las quemas de las
iglesias, injustificables bajo cualquier prisma, ¿No dan para pensar que quizás
es porque la Iglesia oficial nunca ha dudado de dónde debe estar? ¿Que el tan
mencionado anticlericalsimo español tiene sus razones?
Pero los gerifaltes de la
Iglesia deben pensar: ¿Para qué cambiar si así nos va bien?
Ahora para más INRI hasta el Papa
parece otra cosa. Veremos a dónde llega.
Sea como sea estamos en la sociedad
occidental en tiempo de crisis y ellos han sacado a sus huestes a hacer el bien
para poder refugiarse bajo su sombra. Hasta que pase el chaparrón.
Dando ejemplo. Ejemplo que han
seguido los otros poderes. Aquí el que no corre vuela…..o es desahuciado, o se queda sin trabajo o tiene que ir a
mendigar o emigrar o directamente a rebuscar en los contenedores. Mientras los
palacios episcopales siguen cerrados…a la sombra de seres humanos, que no
monjas, como Sor Lucia.
Ahora España es una democracia y
cada vez hay menos sitios para las patrañas. Si la crisis perdura y los
necesitados aumentan preveo que la sombra de Sor Lucia no va ser suficiente y
ella tendrá que ser más combativa con los que llama de su “gremio” y pasar a
llamarlos “poder eclesiástico”. Y ellos tendrán que abrir sus palacios. No
quiero ni pensar en otra quema de conventos y demás horrores.
Porque los necesitados pueden
vivir viéndose traicionados por los adalides de la libertad de información pero
suelen ser implacables con los que dicen que los aman y sin embargo los
abandonan. Nadie te pidió que me amaras, así que ahora……..
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