Hace unas entradas
hice reflexión en mi blog del periodismo y sus avatares, cansado un poco de ese
periodismo de opinión emitido sobre todo por periodistas que no es que opinen
otra cosa diferente de lo que yo opino, es que directamente mienten o
tergiversan. Y puse un ejemplo de La Razón, periódico tendencioso y servil donde
los haya.
Ahora han sucedido una serie de eventos que me llevan a
hablar otra vez del periodismo y las tentaciones que en su desempeño acaecen.
Hace unos días murió Manuel Leguineche. Un
periodista-reportero de larga trayectoria que llevaba unos años retirado o
medio retirado, pero del que yo, que no lo conocí personalmente pero si le oí y
le leí, no sabría decir si era de izquierdas o de derechas. Supongo, deduzco,
hago conjeturas que a tenor de lo reporteado, era sobre todo humano, lo que indefectiblemente
te lleva a la izquierda. Pero en su manifestación periodística era...….un señor
que daba noticias. Del que te podías fiar y por el que te enterabas de lo que pasaba.
Eran lecciones de historia del momento. Sin cargas ideológicas, ni hostias, que
diría Arturo Pérez Reverte. Otro, que fue antes periodista de los de antes, ahora
es académico. Después de los reportajes de estos dos, sacabas tus propias
conclusiones. Informaban. Periodistas de antes.
A mí me ha sorprendido mucho toda la avalancha de loas que
han caído sobre su cadáver, más que nada porque la mayoría de los loadores no hacen
ese periodismo. Porque son periodistas de ahora. Y ahora en los periódicos a
esos periodistas de antes no los quiere nadie.
Y voy a la segunda noticia. A hablar de un periodista de los
de ahora. Han despedido a Pedro J. Ramírez del periódico que él fundó. Y yo me
he alegrado. Y mucho. Porque no es que fuera un periodista de opinión, es que
era un periodista al servicio de una opinión. Pasé de seguirlo en Diario 16 a
escribirle en el blog de José María Izquierdo, el Ojo Izquierdo, ya cerrado, cada
lunes una réplica a su carta pedante y petulante de los domingos donde parecía
un imán adoctrinando hasta a Dios, que se dirigía más a escolares que a
lectores.
No se puede olvidar cómo obvió la corrupción de Valencia;
como se ensañó con José Blanco, al que llamaba Pepiño y al que luego que yo
sepa no pidió disculpas cuando archivaron el caso; como se ensañaba con Zapatero
y luego lo invitaba a la presentación de un libro suyo, y el otro iba, ¡Qué tela
marinera!; como ha hecho celebre la teoría del Amonal en el atentado del 11M,
junto con otra lumbrera del periodismo patrio; como últimamente se cebaba con
la Casa Real, así de pronto; como le metía caña a Mariano Rajoy, haciendo creer
a mucha gente que El Mundo siempre ha sido un periódico independiente…….Ja, Ja.
El Mundo era el periódico de Pedro J. Ramírez y estaba a su servicio. Y le han
echado porque ya nadie se fiaba de él. Porque ha llegado un momento que los
intereses de Pedro J. Ramírez no coincidían con ninguno de los intereses de los
poderes facticos del país. Y como al
servicio de los lectores nunca ha estado, última excusa, pues puerta. Lo mismo que
le pasó a Federico Jiménez Losantos. Que ni la Iglesia se fiaba de su
desnortada trayectoria. Parecen periodistas independientes pero son periodistas
al servicio de sí mismos y su hipermegaautoestima.
Y llegamos a la masturbación. ¿Qué decir? La masturbación es
lo que es, un ejercicio solitario, las más de las veces, de autocomplacencia
sexual, que con mayor o menor frecuencia el ser humano practica. Si te propones
hablar de ella en un periódico, desde el punto de vista didáctico, que menos
que olvidarte de lo que a ti personalmente te parece e intentar hacer llegar,
sobre todo a los jóvenes, unas ideas que le permitan estar informados de lo qué
es, sus consecuencias probadas científicamente y después, ya informados, que hagan lo que decidan.
Pues no. El joven desinformado que el otro día leyó el aula de sexualidad del
ABC se enteró de lo grave, insano y perjudicial que la masturbación será para
su vida futura, incluyendo la matrimonial, un horror. Consecuencia: Se
masturbará, ineluctablemente, y tendrá remordimientos. ¿Periodismo informativo?,
no. Periodismo de opinión. Dos cosas me compensan. Una. Los jóvenes que leen el
ABC están entre uno y cuarenta y tres. Dos. Esos que lo leen saben de la
masturbación más que el coordinador del Aula de Sexualidad. ¿Entonces? Pues da rabia
que a estas alturas de la película los diarios pacatos de siempre no hayan
salido de las catacumbas. Porque este escandalazo que ha supuesto esta noticia
no es más que una muestra de la ruta ideológica que sigue este diario con las otras
noticias. Que sufrimos todos.
Lo del primo de Albacete, no viene a cuento, porque no tengo
allí ningún primo, y lo pongo para que nos acordemos de que hay una provincia y
ciudad que se llama Albacete.*
Resumiendo. De la noticia se puede ser panadero o pastelero,
según que se haga periodismo de información o periodismo de opinión. Y se puede
ser un buen panadero, siendo fiel al trigo, o un mal panadero, metiendo entre
hogaza y hogaza algún zurullo, igual que se puede ser un buen pastelero,
haciendo pasteles de frutos del bosque o pasteles de chocolate. Pero pasteles
de chocolate del bosque, no, que es lo que se podría decir de esa ya
inolvidable teoría del 11M con la que durante tanto tiempo nos han deleitado Pedro
J. Ramírez y Federico Jiménez Losantos.
La otra entrada la abría con esto,
Al principio los periódicos daban
noticias.
Después noticias y opiniones.
Más tarde sólo opiniones.
Lo malo es que había lectores
Que no se habían enterado.
Y ya no estaban informados, estaban
opinados.
*No es verdad que lo ponga sin una razón. La tengo. ¿Cuántos
de los que lean esta entrada, con el paso del tiempo, no recordaran a aquel
primo de Albacete? Pues eso.