miércoles, 12 de febrero de 2014

La Izquierda está abarrotá


Alguien debería decirles a los responsables del PP que en la izquierda ya no se cabe. Esperanza Aguirre ha declarado: El cine español está en contra del PP. A continuación ha venido la sentencia: El cine español es de izquierdas. Dicho queda, otro colectivo más calificado de izquierdista. Cuando no de terrorista. Son los recién llegados, aunque ya desde siempre no ha habido buenas vibraciones entre el mundo cinematográfico español y el PP de la carcunda(quiero pensar que hay otro PP, soy optimista de corazón, que algún día florecerá y dejará de lado, al PP trasnochado, que ha sentado sus reales al timón de la derecha española). Sigo. Llegan los del cine a un lado del espectro político en el que ya no cabe un alfiler. Médicos y personal de la Seguridad Social que apoyan la sanidad pública; el mundo docente  que reclama más becas y precios más asequibles para estudiantes con poco poder adquisitivo; mujeres que quieren una ley del aborto más respetuosa con ellas, que son seres humanos y no reproductoras; bomberos que no quieren ir a parar al sector privado; vecinos que no aceptan que su barrio se transforme sin contar con ellos. Es decir todo colectivo que protesta por alguna ley aprobada o en fase de aprobación por el PP, sufre la estigmatización.

Recién, con la creación de VOX, se tuvo por un instante el temor de que también sus fundadores fuesen tildados de izquierdistas. Pero triunfo el conocimiento que tienen de ellos y por ahora parece que le están intentando hacer un hueco a su derecha. Menos mal, porque con VOX calificado de izquierdista, los divanes de los psiquiatras podían petar.

Esta manía de etiquetar a todo colectivo que se oponga a las leyes restrictivas del PP recuerda a un ominoso inquilino, porque no otra cosa es el PP al frente del Gobierno de España, inquilino, digo, aunque lo de ominoso también, que no sabiendo que hacer con las cosas que se va encontrando por casa las va amontonando en un rincón que él previamente ha definido como el rincón de las cosas molestas que estorban en su deambular por las estancias.

Que ni todos en el cine son de izquierdas, ni todas las mujeres que quieren libertad para abortar son rojas, es algo que todos son capaces de ver sin ninguna dificultad, más bien con una claridad meridiana. ¿Porque en el PP no?

Porque el PP gobierna en base a unas creencias inmutables y que querría eternas. Vamos con un talante netamente religioso. Hay fe en la forma de gobernar del PP. Fe en unas maneras de hacer las cosas que mezclan el fundamentalismo cristiano con el dogmatismo conservador y la disciplina militar. Como se ve una práctica que lleva al atrofiamiento del oído político y a tirar para adelante como mula con orejeras. El resultado es este enfrentamiento generalizado de la sociedad civil con el partido gobernante.

Un enfrentamiento que es copia del enfrentamiento del pueblo con la Iglesia. Lo que hace diferente estos enfrentamientos es que en el caso de la Iglesia, el pueblo le puede dar la espalda, borrándose del censo de creyentes y la vida no sufre alteración ninguna, vamos en la mayoría de los casos,  hasta representa ventajas. Otra cosa será cuando te mueras que igual llegas y te piden el CV religioso y entonces la has cagado, al infierno de cabeza que ya no hay limbo.

 

INCISO: ¿Cómo se puede ser seguidor de una organización que se reúne, lo hicieron hace     unos años, para debatir si existe el limbo o no? ¿Esto qué es lo que es? ¿Los dirigentes políticos tienen estos comportamientos en cuenta, cuando los subvencionan o hacen concordatos con ellos?

Pero yo estaba hablando de otra iglesia, el PP. Con los del PP, no puedes dejar de creer en ellos y seguir con tu vida, porque aún cuando quieras dejar de seguirlos no se puede, porque te tienen cogido por las leyes. Ejemplo: La Iglesia dice que no puedes abortar, tú ni puto caso, abortas y sigues a lo tuyo. El PP dice que no se podrá abortar, tú, ni caso, abortas. A chirona. ¿Entonces?, o te sumerges en la ilegalidad, con todos los contras que eso trae, o te sometes a lo que dicen, que también tiene sus contras. Eso con el tema del aborto.

Con los otros pasa igual, sólo que se sustituye lo de chirona por “tú vida sufre un detrimento de calidad de vida”: Ya porque no se hace cine y el  que se hace no se ve porque es caro al subir el IVA, o ya porque si estás enfermo no te van a recibir en consulta hasta pasados los primeros síntomas y estar ya para operar.

Es decir, por ahora, detrás de cada protesta ciudadana hay una razón absolutamente  entendible y que como poco podía llevar al PP a entablar conversaciones con el fin de acercar posiciones con los ciudadanos que son al fin y al cabo los que los han votado. Pues no. Desautorizados por ser de izquierdas. Y de oca en oca y sigo porque me toca.

¿Dónde lleva esto? A la crispación. Al hartazgo de la ciudadanía.

Y es que en el PP, ya lo dije en otra entrada, le falta algo que para estar dónde estamos es muy grave que le falte y es ser democrático. Porque no lo es, juega a serlo pero no lo es, o no lo son los que ahora lo dirigen. Siempre y en todo caso cuando el pueblo habla, en una democracia, se le escucha. Para después decir sí o no, pero se le escucha.

Este comportamiento de etiquetar a todos los que protestan de izquierdistas tiene dos lecturas y las dos malas. La opinión tan inquietante e infantil que tienen el PP de lo que es ser de izquierdas y la demostración de que por el sólo hecho de ser de izquierdas no te va a escuchar.

Como van a seguir así, sería cosa de milagro un cambio, sugiero que ya repleta la izquierda opten por empezar a utilizar con los disidentes de su política otro epíteto. Podía ser el de “centrista”. Sólo se necesitaría que se corriesen ellos un poco más a la derecha que mucho me temo lo están deseando. Así matan dos pájaros de un tiro: Colocarse dónde su instinto natural les dicta y descongestionar  la izquierda qu’es qu’está abarrotá.

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