Felicito, en primer lugar, a aquellos que se mantienen al
borde del juego, y les digo que no desfallezcan y que se unan, que acudan a los
plenos de los Ayuntamientos, a las plazas, a donde haga falta, a indignarse, a
decir su triste y desconsoladora verdad de jugadores al límite, porque una cosa
es segura: Aunque haya gente mejor situada arrimando el hombro, sólo ellos,
decididos y unidos, podrán lograr ser escuchados y atendidos. Sólo tienen que
ver a los homosexuales, hasta que no han puesto los cojones y los ovarios sobre
la mesa y han dicho- ¡Aquí estamos nosotros!, ¿qué pasa?- toda la comprensión
del mundo no les ha dado carta de normalidad. Después felicito a los que más o menos
sobrellevan las vicisitudes del juego y siguen ahí aguantando, entre bonus
por pasar un día más y alguna que otra tarjeta
de la suerte, con decencia y honestidad. Felicito, como no, a los que lo llevan
de puta madre y compran hoteles y estaciones más baratas que nunca y también, no
quiero olvidarlo, felicito a aquellos que han hecho del juego una mierda
invivible, a Bárcenas que se salió del juego y se llevo la pasta que robó a
otro tablero, a Iñaki Urdangarín que se saltó las normas , que no está pero que
se le espera, al Sr. Millet que nos ha hecho una demostración de que ser ladrón
e ir bien vestido y ser culto no está reñido, lo sabíamos pero nunca está mal
un recordatorio, a Juan Lanzas y sus correligionarios de UGT de Andalucía, y
Cándido Méndez sin dimitir, que nos han hecho una demostración de que ser
ladrón e ir en chándal y ser inculto no está reñido, lo sabíamos pero nunca
está mal un recordatorio, a los del Palau de la Música, a Oriol Pujol que se
piensa que Catalunya es un cortijo, debe ser por culpa de los andaluces emigrados
que le deben haber contado algo y él ha querido ponerlo en práctica, a los de
la Gurtel que son tantos que empezar aquí a poner nombres pondría los gigas de
memoria de Google al borde del agotamiento, y por último felicito a todos y cada
uno de esos políticos, son tantos también, que elegidos en las urnas por el
pueblo se han dedicado a recortar las ayudas
de la ley de dependencia, las ayudas a los estudios, los presupuestos en
Sanidad y Educación, que han subido el IVA, que han aprobado una amnistía
fiscal para los ricos y que mientras se suben sus sueldos y aumentan sus
prebendas: Presidentes, ministros, diputados, alcaldes, concejales, delgados
sindicales…etc., etc.
Nos felicito a todos, seguimos en el juego. En Alcalá de Guadaira
tres jugadores han sido expulsados del juego. Y una niña de trece años seguirá
en él pero con poco crédito y sin la ayuda de unos compañeros de juego muy
queridos.
El Monoly de mesa es un juego que se abandona por dos
motivos: O uno se muere, está meneando el cubilete para tirar el dado y le da
un jamacuco, que entonces se para el juego y se hacen las ceremonias
correspondientes, éste es un trámite que tarde o temprano le llega a todo el mundo, o se le acaba el
crédito y tiene que dedicarse a mirar cómo juegan los demás. En el Monopoly de calle,
que es lo que es nuestra sociedad actualmente, uno se va sólo por un motivo: Se
muere.
Y hay dos maneras de morirse. Uno. La Naturaleza te llama.
Dos. Te empujan, tú mismo u otros.
Este Monopoly tiene muchas variantes y ha sufrido muchos
cambios en sus normas a lo largo de la historia pero casi siempre ha
permanecido como constante el objetivo del juego: Quedarse con todo.
Un objetivo que siempre ha estado reñido con el carácter lúdico
que debe tener el juego pero no ha habido manera hasta hoy de que por encima
del hecho de ir quedándose con todo debería primar el de que lo mejor es que todos
podamos jugar. Ha habido filósofos, investigadores, teorías mil, sin que hayamos
encontrado la manera de compatibilizar esas dos tendencias.
En fin que hemos empleado mucho tiempo elucubrando sobre, y
dando recetas a troche y moche, cómo hacer para que del juego sólo nos vayamos
cuando la Naturaleza nos llame.
Sin resultados.
En este juego lo peor es desconocer el verdadero aliento que
lo sustenta. Hoy en día, vivimos en Occidente una de las variables del juego
más peligrosas. Es la variable que podríamos llamar Monopoly Hipócrita, el
adjetivo no llama a engaño aunque parezca que sí.
Se diferencia del Monopoly que juegan en gran parte de África
en que esta variable es clara y directa. Las estaciones, las calles y los
hoteles sólo los pueden comprar algunos jugadores, la gran mayoría de africanos
se dedican a tirar los dados y a pasar una y otra vez por las calles sin
comerse un rosco.
Luego está el Monopoly Individual que es el que se juega en
Corea del Norte, en el que solo juega uno pero por todos o está el Monoply que
se juega en Rusia en el que Putin deja comprar y vender pero todo es suyo o el
Monopoly de Japón que es un Monopoly que se muerde la cola, aunque, si he de
ser sincero, nunca lo he entendido muy bien, a mí lo oriental siempre me ha
parecido digno de un cometa. Del Monopoly de EEUU no digo nada porque es conocido
en todo el mundo.
De todos el nuestro es el más enrevesado porque se está hablando
siempre de las normas y a la vez esas normas están siempre siendo vulneradas,
esto es muy cansado. Nadie se llena la boca como nosotros con las palabras Libertad,
Justicia e Igualdad y nadie como nosotros se las pasa por los cojones…. Y ahora
y cada vez más por los ovarios, otra
esperanza que se pierde, la de que con la llegada de las mujeres al poder
alguna cosa se enmendaría…sí, sí.
Con este decir una cosa y hacer otra los jugadores terminan
hastiados y juegan por jugar, sin prestar atención y sólo entregados a su calle
y su pequeña casa, pues sólo han podido comprar una, mientras que los
espabilados compran y compran, desahucian, te cobran por pasar por aquella
autopista, te cobran por estacionar en cualquier lado, te cobran y te cobran y cada vez tienen más dinero. Y
ahora voy yo y me pregunto: ¿Pa qué?
Si eres jugador de pequeños gastos pa que quieres más de
tres millones de euros, es un suponer, y si eres de grandes gastos pa que
quieres más de diez, otro suponer. Todo lo que pase de ahí ponlo otra vez en el
tablero pa seguir jugando todos, hombre de pocas luces. No ves que si no luego
nadie compra frigoríficos Fagor, ni tostadoras Edesa. Hay que ver con lo apañados
que son para apañar billetes, después lo cenutrios que son para entender esto.
Pongo dos ejemplos, uno de bancos y otro de textil, sin
nombres, que luego se pican y ajos comen.
Ejemplo 1. Un banco gana dinero un año y otro, y cada año
más que el otro, pues un año se planta y dice- no apañaré parte de lo ganado,
porque ya tengo pa cuatro vidas- y se lo
hace llegar en créditos superblandos a sus clientes. Estos clientes con estos créditos
expandirán sus empresas, contratarán más personal, que ganará dinero y lo
llevará a ese banco, con lo que el banco tendrá más dinero para negociar, con
lo que al año siguiente y con la misma estrategia hace lo mismo y así. No se
harán más ricos. Pero ¿y el gusto que dará ver a la gente feliz y en armonía y
que el banquero pueda pasear por cualquier calle sin que lo atraquen para
robarle el móvil, el alfiler de la corbata o los gemelos? Y que el Monopoly
pueda continuar.
Ejemplo II. Una empresa textil gana dinero, pero gana, gana.
En vez de quedárselo todo , pues un año va y con parte de lo ganado, no es
necesario todo, crea becas de diferente índole, que es mucho dinero, para
estudiantes de música dotados y sin medios, para estudiantes de ciencias dotados
y sin medios, para estudiantes de letras dotados y sin medios. Crea guarderías para
que sus trabajadores puedan dejar a sus hijos mientras trabajan para él, les
sube un poquito el sueldo, se trae alguna fábrica más para España. Y ese año en
vez de ganar cien millones de euros sólo habrá ganado veinte, que se le va a
hacer, pero ¿y el engrase que el habrá metido a nuestro Monopoly nacional? Y no
he dicho lo mejor, toda esa gente que gana más se gastará más en sus tiendas,
con lo que al año siguiente ganará más. ¿A que sorprende? Es lo que tiene vivir
volcado en los negocios. No se tiene perspectiva. Luego te mueres ¿ y qué?
Bueno pues a pesar de estos dos ejemplos clarísimos no hay manera.
Nuestro Monopoly está más mortal que nunca. Más que risas juguetonas se oyen
vientos huracanados que se llevan por delante todas las casas de paja que
encuentran.
En Alcalá de Guadaira tres jugadores han sido empujados
fuera del tablero, no son los primeros ni serán los últimos, dada la
incomprensión de nuestros jugadores más señalados. Es una vergüenza nacional
que ni tan siquiera nuestros éxitos deportivos pueden ocultar y una prueba de
que la caridad no es ni tan siquiera una solución temporal.
Al funeral de estas tres personas no irán grandes
personalidades porque ya fueron al
entierro de Nelson Mandela que murió con noventa y cinco años, ahitó de comida
y cariño, no como esa niña de catorce años, con el estómago lleno de comida
caducada. Y porque no tienen huevos de plantarse allí y por lo menos pedir
perdón. Descansen en paz.
Posdata. Está la situación tan jodida que aunque ahora el
juez dictaminara que estas personas murieron asfixiadas por una estufa de gas,
nada de lo que he escrito arriba carece de fundamento.
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