Vaya por delante, antes de empezar a perorar, que soy
republicano y no me gusta lo de juancarlista, pero que sin embargo pienso que
haber tenido todos estos años un rey nos ha venido muy bien. No porque el
pastor sea mejor o peor, sino porque somos un rebaño de muy mal llevar y peor
convivir. No respetamos nada. Yo mismo, sin ir más lejos. Perdiéndole
totalmente el respeto y sin tener en cuenta su opinión, quisiera que el PP
fuese un partido de derechas. Y a ellos seguro que también les gustaría que el
PSOE fuese de derechas, ¿Ah, que ya lo es?, bueno, pues que los catalanes no
supieran catalán, por ejemplo, eso les chiflaría. O que hubiera un estatuto del
pobre. En fin que somos malos, malos. Y necesitamos algo, no sé, una figura
emblemática en la que poder depositar nuestra incapacidad para vivir en paz sin
necesidad de tutelas. Somos así, debe ser culpa de España. El lugar debe estar
maldito. Igual ahora con el trasvase que se va a producir, toda Europa pa
España, a disfrutar de nuestro sol y todos los españoles a Europa, a limpiar
calles y servir mesas, podemos comprobar si es culpa de los que actualmente
habitamos el país o del país mismo en sí. Veremos.
La cosa es que necesitamos de Jefe de Estado a alguien que
casi no esté, pero que el casi sea que esté cuando tiene que estar. Y ahora mismo debería estar,
no más, que ya está bastante sino de otra manera.
El pueblo necesita saber si la Casa Real es Casa Peseta o Casa
Euro. Me explico. Si la peseta representa la España pasada, de Franco bajo
palio, españoles desparramados por el mundo en busca de trabajo, de sólo paella
y boina, con los que nos quedamos aquí viajando a Francia para respirar un poco
de aire fresco y ver películas eróticas, también, y el euro representa el
futuro, una sociedad justa para todos, libertades sociales e igualdad de
oportunidades, ahora mismo, aunque tengamos euros en el bolsillo, pocos muchos,
muchísimos unos pocos y ninguno algunos y subiendo, esta España es más de
peseta que de euros.
Por lo que en estos momentos de desazón, desesperanza,
agobio y estrechez, que se ha dado en llamar crisis, cuando para algunos es una
ruina, La Casa Real debería estar
desempeñando un papel más activo del que está desempeñando. Porque un cosa es
ser políticamente correcto y como Jefatura del Estado mantenerse al margen, en
condiciones normales de convivencia y mayor o menor prosperidad, y otra muy
distinta, es seguir con esa actitud honorífica de distanciamiento cuando está
cayendo la que está cayendo y además los que gobiernan el barco siguen los derroteros
que siguen.
¿O es que a La Casa
Real le parece bien?, muchos españoles no lo tienen claro. Yo espero y deseo
que no.
¿O es que no está en condiciones de maniobrar dados sus propios
problemas? Eso puede ser.
Aunque esta última razón no es suficiente para que La Casa Real permanezca pasiva. Eso de ser rey
es un trabajo muy especial, no se puede pedir permiso sin sueldo ni con sueldo,
ni se tiene asuntos propios, se siente.
Si es esto lo que frena a la Casa Real, está muy claro lo
que tiene que hacer para que deje de estar frenada: Hacer gestos definidos y
definitivos de que acepta las leyes que hay para todos y después llamar a
Mariano y cantarle la gallina.
Pero antes habría que tener en cuenta una cosa: El estado
actual de La Casa Real, ¿ha sido
fortuito o provocado? Pues que el rey
esté preocupado por sus indiscreciones, además de su salud, y por la zapatiesta
que tiene apartada en Ginebra, no cabe la menor duda que menoscaba su capacidad de actuación, lo tiene como maniatado. Lo que
no favorece mucho al pueblo, y el ciudadano tiene la sensación de que está más
de un lado que del otro, cuando su lado, indefectiblemente y para bien de
todos, debería ser junto a los ciudadanos de su país.
La Casa Real no debe seguir con esta ambigüedad y menos
cuando quien gobierna ha incumplido casi todo lo que prometió. Sólo esta razón
ya es suficiente para llamarlo al orden, pero si además le añadimos el espectáculo
que se está dando con las corruptelas e incapacidades y de regalo la posibilidad
de que este valido deje una España más pequenya que la que recibió, La Casa
Real está tardando.
No hay que preocuparse excesivamente por los asuntos de la
prensa rosa que tienen a La Casa Real un día sí y otro también en las portadas,
los ciudadanos cotilleamos sobre todo, nos aburrimos, pero es anecdótico. Pero
sí por los asuntos legales que la rodean y ahí si esperamos, y me atrevo a
decir que exigimos que se cumpla aquello de que “La Justicia es igual parar
todos” y esperamos un gesto de apoyo práctico, no de palabra, que nos permita
pensar que puede haber algo más que apariencia.
¿Se acuerdan de Guzmán el Bueno? No era Borbón, pero le echo
un par de huevos al asunto y puso su deber de rey por delante de su querer de
padre.
No sé si la Infanta Cristina es culpable o no, lo
desconozco, aunque sospecho que sí, pero su esposo, a tenor de lo que va saliendo
en la prensa, lo es y mucho. Debe volver, pedir perdón y entrar en prisión. La
cagó y tiene que pagar.
Con ese doloroso deber cumplido La Casa Real convertirá a
este país en un país nuevo, estoy seguro, y hasta es posible que esa clase política
golfa e incapaz que padecemos tome nota y tengamos que decir: ¡Basta de
dimisiones, hay tres o cuatro todos los
días , que hartazgo!
Después de haber
barrido, lo mejor es hacer entrega de la casa limpia al sucesor. Intercambio de Palacio. El Príncipe ya está crecido y creo que está preparado para pastorearnos y, me lo dice el instinto, que tiene una futura
reina con más capacidades de las que ha mostrado hasta ahora, hubo una época en
que la tenía todos los días delante de mí, largando y largando, y pude
observarla con detenimiento. Y una cosa digo desde mi humilde rincón de
villano, con v de villa y no b de bribón, que el príncipe una vez coronado debería
hacer un corto y pego en otro sitio con todo aquel familiar que no fuera o
fuese su esposa y sus hijas. Lo digo más que nada porque de aquí a nada, sus
sobrinos tendrán edad para atropellar personas en los pasos de cebra o meterse
cosas por las narices, que no digo yo que vayan a hacer eso, pero otra cosa
harán, sólo hay que echarle un vistazo a las casas reales europeas. ¿Qué serán modélicos?, mucho mejor.
Pero si no lo son y andan de boca en boca, que el ciudadano no le mire a él si
no a sus padres o tutores. Hoy, precisamente su hermana Elena cumple cincuenta
años. Edad más que suficiente para que se vaya de la tutela del padre y no vale
la excusa de que hoy en día se van mayores, porque ella al paso que va, se va
vieja. Eso, lo de cortar y pegar, el rey lo hizo muy bien. No creo que el porcentaje
de españoles que sepan como se llaman sus hermanas suba del treinta por cien,
más o menos.
Y ya Felipe, joven y fuerte, que llame a Mariano y le pase
un correctivo, que se lo merece de largo.
Esta es mi humilde opinión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario