lunes, 2 de diciembre de 2013

La asquerosa caridad



Estas navidades tendrán un plus para muchas personas. Saldrán de sus casas embutidas en sus caros abrigos de piel, enfundados sus dedos en unos elegantes guantes de piel, con su gorro de piel y su bufanda de piel bien alimentada y sazonada y se pasearan ufanos y satisfechos por las calles de su ciudad. Contemplando otras pieles menos afortunadas, ateridas de frio, vestidas de papel y desparramadas por las aceras. Al final elegirán una o dos y depositaran su limosna. Regresaran a sus casas rememorando aquellos años en que se podía uno llevar un pobre a cenar a casa por Navidad.
Lástima que no se haga, es una cosa que el vintage ha olvidado volver a poner de moda. Aunque nunca es tarde, pobres hay a porrillo.
Con la recogida de alimentos que la sociedad en general y las personas de buena voluntad en particular han organizado y que ha terminado con la recogida de unos 14 millones de kilos para el Banco de Alimentos nadie debe ver un éxito, ni un triunfo, ni motivos para estar satisfecho. Hace cuatro años no hubiera hecho falta.
¿Qué ha pasado en este tiempo? ¿Un montón de miles de personas han decidió hacerse pobres?
Claro que no.
Fernando Pessoa en El Libro del Desasosiego, libro de imprescindible lectura para todo ser humano, cuenta lo que muy acertadamente pensaba Bernado Soares al respecto. Aunque allí donde Bernardo Soares ve hombres de acción yo veo hombres ambiciosos, cegados por la usura, la plaga que decía Ezra Pound. Lo pongo. Lo puesto entre paréntesis es un ejercicio de adaptación al medio realizado por mí.
“El patrón Vasques hizo hoy un buen negocio (hipotecas abusivas, preferentes, corrupciones, apropiaciones indebidas) con el que arruinó a un individuo enfermo y a toda su familia. Mientras estaba haciendo el negocio se olvidó por completo de que ese individuo existía, salvo como parte comercial contraria. Hecho el negocio, le sobrevino la sensibilidad. Sólo después, claro está, pues, de haberle sobrevenido antes, el negocio nunca se hubiese llevado a cabo.
-Me da pena ese tipo- me dijo- Va a quedar en la miseria.
Después, encendiendo el puro, añadió:
-En cualquier caso, si necesita algo de mí-  se refería a una limosna- no olvido que le debo un buen negocio y unos millones.
El patrón Vasques no es un bandido, es un hombre de acción. El que perdió el lance en este juego puede, pues el patrón Vasques es una persona generosa, contar con su limosna en el futuro”
Fin de la cita. Clarito, ¿no? Nunca debemos olvidar que detrás de un obra de caridad siempre hay una o varias personas sufriendo y salvo los masoquistas, que son muy pocos, a nadie le gusta sufrir. Alguien los ha puesto a sufrir.
Por eso la caridad es asquerosa. No lo olvidemos y dejemos de frotarnos las manos. Entre más alimentos se recojan más necesidad hay.
Cuando depositemos unas monedas en las manos de un mendigo olvidémonos de nosotros por un momento. Justo para mirarlo…….y verlo…..verlo…..verlo un rato.

4 comentarios:

  1. La caridad no es asquerosa, lo es cuando se hace para lavarse uno las manos de tanta inmundicia que nos rodea y creernos que con ello ya estamos limpios de culpa.
    Hay personas que dan caridad con el corazón, sin más intención que ayudar en lo que pueden a las personas que necesitan de la ayuda de los demás para seguir adelante.
    Como bien tú dices, con la acción de recoger alimentos, las personas de buena voluntad no ven un éxito, ni un triunfo, ni están satisfechas con su contribución, les duele lo que está pasando en este país, y hacen lo que consideran que deben de hacer, sin esperar medallas ni reconocimientos a cambio.
    Claro está que también hay personas que embutidas en sus pieles y adornadas con sus joyas dan caridad para salir en la foto, por suerte son las menos. Yo he visto a gente mayor, con pensiones miserables, llevar su kilo de arroz y decir que solo pueden dar eso, estas personas no utilizan la caridad como escudo sino que hacen buen uso de ella.
    Es muy lamentable la situación en la que se encuentran muchas personas en este país, todos sabemos quiénes son los culpables de esta situación, y si con nuestra buena voluntad colaboramos en paliar un poco la necesidad de los que lo están pasando muy mal, es mejor que quedarnos en el lamento sin hacer nada, cada uno intentamos colaborar en lo que podemos y eso es lo importante.
    Como decía el poeta: Me duele este niño hambriento como una grandiosa espina, y su vivir ceniciento revuelve mi alma de encina.

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  2. Insisto, me preocupa más la gente necesitada que lo que me alegra la gente solidaria. El objetivo es que no haya gente pobre, no que todos seamos solidarios. Las ONGs en Africa hacen una labor envidiable pero Africa y sus miserias siguen ahí desde hace lustros. ¿Pasará eso con la crisis en España y el Banco de Alimentos se hará perenne? ¿O votaremso otra cosa en las proximas elecciones?

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    1. Nadie discute que el principal objetivo es erradicar la pobreza, de este país y del mundo, pero es una tarea que hoy por hoy resulta utópica.
      Pensar que por votar a uno u otro partido político, por profesar una u otra religión, se acabara con la pobreza y se solucionaran todos los males que tiene esta sociedad me resulta muy difícil de imaginar. Mientras el “yo” prevalezca sobre el “nosotros” esta sociedad en la que vivimos no cambiara.
      Los bancos de alimentos han existido siempre, lo que sucede ahora es que hay muchas más personas necesitadas que acuden a estos centros, y esta circunstancia es la que motiva que se hable tanto de ellos.
      Mientras llega el día que entre todos logremos un mundo mejor, hemos de ser solidarios con los que más lo necesitan.
      Permítaseme citar a otro poeta llamado Ugo Foscolo: Una parte de los hombres actúa sin pensar y la otra piensa sin actuar.

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  3. A Ugo Foscolo se le olvido una tercera y una cuarta parte, normal, los de la tercera son unos linces y los de la cuarta son tantos que parecen no estar, unos son los que piensan y actuan y los otros son los que ni piensan ni actuan...........en el fondo tú y yo estamos de acuerdo pero a mi me gustaria que junto a cada bote de leche o cada paquete de lentejas incluyeramos el compromiso personal de que en las próximas elecciones, insisto, no votaremos ni al PP ni al PSOE, eso se llama regeneración política. Podemos empezar por ahí, a ver que pasa.

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